Sin duda, este es un tema importante. Debemos empezar entendiendo que los celos son completamente naturales, fruto de la complejidad emocional del ser humano. Los celos que sienten nuestros hijos se deben a un miedo atroz a perdernos, a no tenerlo que necesitan para sobrevivir.
Los celos en los niños se tratan siempre como algo que se debe reprimir, repudiar, dejar aparte… Sin embargo, como sucede con cualquier otra emoción, esto no es posible y tan solo conlleva que ese sentimiento de celos vaya creciendo en su interior.
Lo que los padres y las madres no deben hacer nunca cuando sus hijos sientan celos es dejarles solos, castigarles, reprimirles, gritarles o enfadarse con ellos por el simple hecho de estar sintiéndolos. Comprender verdaderamente qué están sintiendo nuestros hijos cuando tienen celos es uno de los mayores aprendizajes que podemos tener los padres.
Y es que, ante una manifestación de celos, es importante entender que lo que necesitan nuestros hijos no es castigarles, reprimirles, gritarles o enfadarnos con ellos; sino todo lo contrario. Cuando nuestros hijos sienten celos, nos necesitan más que nunca con escucha, comprensión, empatía y acompañamiento emocional.
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